lunes, 26 de enero de 2015

Crateres





Miles de naves sobre una xilografía.

El viento que se desvanece en un puerto.

Alguno de nuestros reflejos caminan encontrándose con
su sombra.

La ciudad es la misma y en ella los leones raspan una 
camisa hasta llevar la  ceniza de su piel a las 
lamparas.

Los botones abren maravillosos cuadernos.

Sus lecturas nos recuerdan dioses-centauros.

Muchedumbres de plata son llevados por oxigenos.

Memorias de escarcha levantan porcelanas.

Un apellido suena todavía en el interior del adjetivo
con la subjetividad de una palmera.

Un dón desmedido pasea ahora por las noches del
ancla.

A los forasteros se une la ilusión del molino.

Temblorosas cavernas que remueven la playa
silueteada por el polvo entre la muselina.

Transparentes desplazamientos de escarcha vuelven
a construir asonadas con un libro deforme.

Acariciadas por hieráticos esbozos miran la inflexion
de los tallos.

En intrepidos nombres se forman cartulinas vacías.

Donde pacientemente a una visión caminan
los crateres.




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