viernes, 24 de mayo de 2013
Las Anclas del Cielo
Nunca sabremos si esas cartas existieron.
No veremos el hombre que alimentàbase
de ellas. La cocina o el templo descritas
en sus pàginas.
Seguiremos atendiendo otras cosas.
Aquellas cartas nos dirìan
de què estaba hecha el agua, cùales
eran los componente del sol
en ese tiempo,
- Hoy el sol no es el mismo-
nuestras manos indudablemente
tenìan otras manos.
Por supuesto existian al lado de ellas
los bocados, esos que hoy son carnadas,
siempre es importante el bocado
para acabar con un hombre,
para asestarle el ancla definitiva y dejarlo
en el cielo. Y el cielo sin ser ningùn
paraìso lo acoge.
Asi ha pasado durante siglos.
No sè si antes de una noche y su lenguaje.
Mucho menos del cipres caido en
el valle del torrente
del estrogeno.
Asi ha pasado durante los siglos que conocemos.
No bajo esas cartas que crearon otra palabra.
Y siguen viviendo y escribiendo en ellas
alejadas del ser.
Antes, mucho antes que todo existiera.
Guillermo Paredes Mattos
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