viernes, 26 de mayo de 2017
Encuentro con el Poema
Ayer encontrè un poema.
Umbilical y aùn amarillo por la luz de la tarde,
el poema reflexionaba.
Miraba el horizonte ademàs.
Poseìa extrañas disciplinas con las cuales sostenìa
la llegada a una cùpula y su alimentaciòn a base
de carbones. A pesar que sòlo la segunda de
aquellas dos cosas era un hecho, ese poema sostenìa.
Y bajo ese sostener el poema reflexionaba.
Tambièn llevaba un piano. Un heliotropo en
su boca. Un jardìn sin estadisticas que parecìan
no tener relaciòn con los monopolios y los
sobrevivientes, pero la tenìan.
Ayer encontrè un poema.
No dirè que semejaba exactamente un higado
mientras reflexionaba.
Tampoco que posiblemente llevara espantapajaros
en uno de sus pulmones.
Creo que podrìa escribir de ese espantapajaros
y sus sus pulmones.
Creo que se puede tener alguna paciencia
si se describen sus tijeras moradas formandose en los hilos
de sus manos.
Ayer encontrè un poema.
Su rostro era una claraboya pero era a la vez un sotano.
En sus emperdibles jugaba el hambre desde
un extraño histrionismo de ceniza.
Tenìa pocos centimetros habitados por dirigibles.
Por centauros.
Por angeles teñidos de rojo por algùn estatuto divino.
Donde eran izados entre la carne estandartes
de miseria.
Y rehenes de sueño desfigurandose en los ojos.
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