miércoles, 31 de mayo de 2017

Las Manadas de Tomates





El lienzo ata una estela.
El lienzo doblado por la intensidad o la presiòn de 
un espejo.
El mundo protocinico que se digiere.
El asunto higienico del papel en los baños.
El silencio -yo presumo- esquizofrenico de todo el
universo para reconocerlo.
Su dequeismo de aceite.

El espejo consagrado a inmensas geometrìas.
El espejo rasgado sòlo por los dientes en dìas
de una primavera velada por solsticios.

Por inercias.
Por incendios y horarios de carne inundados de prismas.
Llevando asociaciones proanimales
o liquenes en sus dedos.
El verano de las orbitas si es que intentan inmortalizarse.

Y el ritual en la mente.
El silencio del peine lleno de esquimales en las paredes.
En las gotas de piel dibujadas por una quimera.
Toda quimera es dramàtica, con algo de parentezo 
e idilio. Con algo de lustrabotas. Sumamente
perezosa.

El mundo que ciñe metabolismos.
Que se dirige a las particulas con graves tautologìas
y numismàticas en los paisajes del pelo
con un corazòn que aùn se arquea
o un bolido que toca la pelota en el interior de
un cine mordiendo una galleta
en la boca.

!Oh¡ las particulas de harina que caen encerradas
entre la saliva.

!Oh el ser que sigue mordiendo¡
Sobredimensionando uno y otro preludio.
Distorsionando todo el universo donde las esquinas se
mueven. Sondeando en las membranas 
con una mirada de cisne.

!Oh los seres que sigue mordiendo¡

Desfigurando inutiles relieves desde aquello
que sus espìritus denominan conciencia.

Entre variopintas y multicolores manadas de tomates.






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