miércoles, 10 de mayo de 2017

La Afirmaciòn de las Cosas





A esta hora -el dìa de ayer- hacìa otras cosas.

-eso es seguro-

El animal a mi lado comparaba un cristal con una
hegemonìa. El animal -al igual que yo- se preguntaba 
por el sentido de esas hegemonìas. 

-ello tambièn es seguro-

Los pàjaros inmortalizaban cosas casi incomprensibles
y en ese casi podìa ver un cometa. La rada de una 
luz sin importancia. El eje de un triàngulo arrancado de
un racimo.

Los seres eran trasladados entre bestias de hierro
en las calles. Tales bestias supuraban vapores negros.
Las industrias empezaban a derretirse en la nuca.
Los peces dictaban clases de inutil gravedad en el
oceano.

La brisa no llegaba a ser un edificio.
El molino rozaba la intemperie con la fuerza de la anilina
en una marioneta y en los emperdibles un dìa atroz
de algas se agitaba como el placton
en el corazòn de una avispa.

A esta hora -el dìa de ayer- hacìa otras cosas.
Los carriles eran un pensamiento o un diàlogo. 
Los nomades se dedicaban a reproducir.
Las entrañas sumaban o se disciplinaban.
El viento era un higo imprimiendo.

A esta hora en que existiò un dìa con nombre de ayer
en las palabras.

Y del cual ya no tengo la seguridad ni la posibilidad del
mismo para afirmarlo en las cosas.









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