lunes, 15 de mayo de 2017
La Distancia y los Colores
La ventana recoge un sol policromo. Un ras
del logaritmo. Un ras donde se incuba una
piràmide.
Sobre ella hay grandes corazonadas, cromosomas
que empiezan a perfilar expresiones.
La oraciòn describe las escaleras que toma
la brisa. Tal brisa acaba de golpear el rostro de
todo aquello que se arrastra o purga,
-tambièn pienso en los objetos-
Circunferencias de heliotropos en una jaula.
Circunferencias que toman el oceano de las
agujas o recogen escoltas de vidrio en
las axilas.
El beso colorado. El labio astrofisico donde
vivieron las estrellas sin constelaciones.
La pàgina de arena para aquellos que suspendense
en horizonte tras horizonte -al parecer-
domados por las calles.
-pero ningùn horizonte es domado por las
calles y viceversa-
Ningun lenguaje encierra las casas en un globo,
como sucediò con las que habitamos alguna vez.
Todos suceden entre asteriscos o citaras, entre
espigones de yodo màs que citaras y la existencia
es una distancia borrrosa, muy borrosa.
Que sòlo de cerca muestra sus colores.
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