jueves, 29 de noviembre de 2012

La Inspiración de la Tragedia





Todo algo es un ser, un lugar sin
libertad en las manos.

Quizá por eso mis referentes busquen
las cosas muy lejos de aquellos.

Hablo de mis referentes con autoficiencia
y eso es existencial e intelectualmente peligroso.

Asi que mencionaré un follaje de piedra,
la hierba prontuariada ante el sol,
el cielo y el gato de mi mesa.

-Conozco mucho a ese gato, menos de lo que él quisiera,
más de lo objetivamente concreto-

Escribiré teogonías como parte de algo
que jamás he vivido.

Contemplaré la escalada.

El planeta de ceniza en los cromos y ansiaré
que versificar jamás sea vital en el
corazón de ese planeta.

Anhelaré que aquella contemplación hable
de su corazón desde el hecho del pulso,
cuando muere y vive sin conocer
esa bella contradicción ante
el universo.

Y seguiré anhelando para pronunciar la aguja
de otro verbo.

Intentaré definir ese acto donde decimos que una aguja
se pronuncia mas cuando no se toca dentro
del verbo.

Ello pertenece a una acobracia.

A un artista que sostiene su espectaculo sin religarlo.

A la pálida ciudad solamente.


Diré que todo no es siempre compañía. La inmensidad
describe el algo y el ser por periodos y eso es subjetivo,
como él devenir en en un barco
cuando nos sorprendemos
de un gaviero sosteniendo un asta. Un asta de papel
que significa todo lo que ama.

Llegado a ese estado veré la ortografía del fín.

El alimento de su mente-por mas que nunca se
haya alimentado- llega de lejos con una bengala
de probetas.

El hambre de sus cejas es una astilla
disecandose prehistorica.

Estos versos buscaban en otra parte su espíritu.

No todos se han quedado aqui.

Hay uno que no desenterraré jamás.

Es sencillo y elemental. Y también es toda mi
tragedia.



Guillermo Paredes Mattos

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