jueves, 3 de mayo de 2018
Alegorìa
Se trata de un tallo en el lado celeste de la experiencia
cautivado por habitos y gestos que datan de lo insomne.
De una ubicaciòn por si denominaramos el sueño
en un triangulo donde la electricidad
despierta en el amanecer un iòn. Nada màs que un iòn.
De un lugar contrito y vapuleado a cada segundo por
si mismo. Què cosas habitaràn en el espìritu de ese lugar
pegado a los tiestos. A los abecedarios.
A los silencios donde la soledad empuja su memoria
a una tarde con principios de plagas.
Todos sabemos que las plagas son la visiòn de una
langosta que comunica a otra un mensaje por la noche
en secreto.
Todos -o casi todos- comprendemos o intepretamos
la tragedia o el drama de ese exodo.
De esa llegada desde el desierto con una estatua de
sal en la boca en cada langosta.
Estatua -claro està- tomada de una alegorìa cifrada
entre lo biblico
en èpocas donde la ùnica esperanza de la naturaleza
se hallaba en el diluvlio.
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