lunes, 21 de mayo de 2018
Carta De Amor
A un circulo del mar sòlo la lluvia.
Frente a otro un ardiente poema que trajina.
Lo hace entre temporadas de uvas donde el sueño
recrea un pergamino. En el mismo se halla incrustado
un tatuaje.
No es aquel que en este verano sonriò en la pìel.
Tampoco el que anduvo en oceanos de plastilina. Debo
decir que es uno mediterraneo. Siempre mediterraneo.
Empùjado por las idolatrìas.
Alimentado en la noche por jabalìes.
A un cìrculo del oceano.
Lo que en principio parece ser una distancia
es sòlo un lìmite celeste. Un frontera en la cual los relieves
llevan siglos transformando en cristales sus equinoccios.
Conduciendo clorofila a toda fotosìntesis.
A todo epitafio.
Umbrales de sal donde las cartas del amor alcanzan finalmente
una criatura de carbòn en la arena.
Una criatura que tensò en su memoria extrañas auroras.
Esas que eternamente calan en el recogimiento.
En los exorcismos.
En los trances donde el sol cae en las manos igual
que un fasciculo de nieve.
Y la temperatura de las mismas la convierte en
agua.
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