viernes, 18 de mayo de 2018

Aquello que Llevan los Satèlites





Ayer con el mar.
Frente a una orilla que tù separabas a base de 
dirigibles.

En la arena una astronomìa para la cual fueron 
necesarios miles de telescopios.
Millones de faros.

Escencialmente en un juguete que roe.
En un màstil que emana.
Junto a los megàfonos que elevaron la ira.
El capìtulo ardiente de una medalla.
El màs ardiente.

En sus muelles.
En sus estuarios porque allì la transparencia de 
los navìos parece una cinta.
Un pàjaro cuyo metabolismo es a base de iones.
De goznes y semillas semejantes a la iridiscencia.
Como el aluminio quizà.
Igual a un rigor de hojarascas tal vez.

Y ese mar.
Herido.
Cansado de las estalactitas que se desprenden
del infinito.
De las orbitas que enseñan sus venas.
Sòlo sus venas.

Porque los satèlites se han llevado sus entrañas.

Y con ellas su sangre.







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