martes, 1 de mayo de 2018
Raices
De alguna manera el alba.
El atàvico silencio con que vivo en ella.
La ruina y la furia sobre mis reflejos.
El jiròn hecho de papel y carne, transfigurando
o reencarnàndose entre espigones que he creado en
mi piel para maldecirme todas las veces que
pueda a mi mismo.
Y todo esto tan coloquial. Monològico. Prosòdico como
las partes del humo.
Y en las calles el hielo y los àrboles.
Los usos del termino ya casi sin profecìas.
Toda profecìa corre unos minutos antes que el tiempo.
Nada màs.
El tiempo es quien lo devora todo.
Es quien no deja nada.
En su espìritu se queman todas las raices.
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