Un poema imprime notas de admiraciòn
noches de nubarrones.
Es percusiòn.
Dulzura moral donde la ètica
abre su asombro.
Un asombro de anapesto.
La transparencia de tardìos sistemas.
El regimen donde equilibrios
de turbulencia vuelvfen elegiacos.
El poema es una càbala de diametro rebelde.
Pero sigue creando.
Abre dormidas repùblicas de astros
en una cùpula
en gorjeos de brillos multitudinarios
y alados vejàmenes.
Asi parece inmolarse.
Asi abre a la ruta un cirro que
tambièn escribe.
Una flota de sal que honra.
Un violento paraiso donde solamente
se llora.
Guillermo isaac paredes mattos
miércoles, 15 de junio de 2011
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