Yo sè que una fortaleza es una
pàgina.
Que su destreza trae a colaciòn
una raìz abrièndose paso entre
la tierra.
Yo miro ese mundo, lo ùnico
que queda es temblar ante èl
como un mito.
Hay palacios -como hay fortalezas- donde
ocurre lo mismo. Los libros en ellas
son abiertos por la existencia
o por el corazòn.
A veces por la naturaleza.
Pero toda naturaleza al existir no es objeto
y llega a la noche como lo harìa la
subjetividad en la arena.
Y subjetividad es lo màs intimo de una cosa
abordando una brasa.
Pero no sabemos donde.
Para ello hay antònimos, descuelgan su alma
entre alejandrinos cabellos.
Su ilusiòn se caràcteriza por idiomas,
idiomas reemplazando a la tormenta luego
de ser deshumanizada, de ser menos que precursora
que anochece en colores
como el vacìo.
En esa ilusiòn los pièlagos se retuercen
sedientos del aire.
A la vez variedades suscitan clanes
ambientados por apariencias.
Yo sè.
La profundidad camina como una fortaleza.
La profundidad se arrastra
como artificio.
Y atestadas de auras y laberintos
se unen por ùltima vez a las fàbulas.
Guillermo isaac paredes mattos
domingo, 22 de mayo de 2011
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sin palabras, precioso
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