martes, 21 de mayo de 2019
Estado Sólido
Ya sé que es el azul.
Así mientras la noche suspende entre lejanas
órbitas sus rituales.
Yo vuelvo a saber que es el azul.
Hay una estrella herida en tu pecho
pero el latido de tu corazón hará que vuelva
al cielo. Claro no será de un día para otro.
Incluso esa estrella puede que viva
millones de años contigo.
Pero sabrás que hacer con ella.
Ya lo sé.
El azul es un invierno que procede de un
prólogo llamada otoño donde la
lluvia lleva un gitano en sus labios.
El invierno se caracteriza por dioses
que esperan el diluvio en una mesa.
Todos son místicos.
O casi todos.
-algunos rasgan un pedazo de
harina que ha llegado al estado solido-
Nosotros dentro de lo poco que sabemos
sostenemos que tal diluvio tarde o
temprano roerá acrílicos.
Roerá medias.
Duermen las plazas.
Los patios se transforman en carbones
y en el hollín de las mejillas un
cuervo cita a un juguete.
El juguete proviene de un claro mediodía
con flautas. Con bronces
y conocimientos de un pétalo
y una tribuna
con muchas resacas.
Todas transparentes.
Para que aquellas verdaderas.
-esas que trascienden -por así decirlo- en
la orilla del mar-
Sean ignoradas.
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