Rehusamos al hito y la elegancia.
Al barro refrescàndose en una agalla.
Al oceano del instinto porque es sòlo
una interpretaciòn.
Una verbaciòn sumandose entre
cacofonìas a lo antiguo.
A la superficie particular de
una carta
y sus barajas despertàndo entre nosotros
para crearnos.
E individualmente,
ajenos hasta el propio mundo
de lo que exhibimos.
Sòlo llegamos a un talisman.
Al universo de un
amuleto.
Guillermo Isaac Paredes Mattos
viernes, 30 de septiembre de 2011
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