En una sombra, la pasiòn desarrolla
en presencia su rostro,
su demencia sensual
en violenta mansedumbre
de oropel exhausto.
Un poco màs arriba, entre lo agreste,
el oceano besa sus dragones
y un hilo soberano
desenfunda su rapsoda
infestado de manifestaciones.
Derròcase un hito.
En esa expresiòn todo lapso del hombre
es relato arriado por un pètalo
en lugares donde la palabra
cita su emboscada
y eso pasa en coherencias
sitiadas por nuestros corazones.
Patrullas erràticas de lenguas.
Sensaciòn del torno junto a una colina,
la falda de una sien
y su metodo de parpados
arriesgando un pulso
semejante a entradas
a su belleza.
Pero ese ontos es sòlo
una reproducciòn.
La carencia del tiempo concentràndose
en si mismo,
presionando veredas de emperadores,
pesadillas de manadas
sutilmente del vèrtigo
donde nuestras cumbres con arcanos
descienden hacia
la majestuosidad
inclinandas por una botella.
Otoños donde el universo
y las copulas
aguardan incursiones
de infiernos.
Escoran las siluetas.
Los vilos retroceden.
La ocasiòn vuelve a disciplinar
su nociòn de extravìo.
Allì donde el presente es replica
que desaparece.
Entre lunàticas metamorfòsis
de hipocrecia.
Guillermo Isaac Paredes Mattos
viernes, 30 de septiembre de 2011
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