Travesaños de atormentados anònimos.
Cuando el sìmbolo fue en busca de lo desconocido
para estrellarse contra el devenir.
Contra la dialèctica original del desprecio
pues la providencia
no conoce nombres.
Luego vino el fracaso del hado.
Luego la interpretaciòn tomò el eter
y lo sembrò en la albufera.
Frente a ellas los muelles se hicieron profundos
y nunca fueron develados por los contenidos
ni los paralelos.
Planeaba la rosa.
La claridad buscò ese hecho.
Los tallos sufrìan rechazados
por idolos desconocidos..
Un color rojo punteaba
sea dìa o noche
ante el infinito.
Ese era el juego de una señal
ante la perpetuidad de los hombres,
Astrales nuestros desplazamientos
escribìan una carta...
La escrìbìan....
Cuando los sìmbolos ya habìan escrito
otra.
Inalcanzable.
Guillermo isaac paredes mattos
sábado, 9 de julio de 2011
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