Soledad sin patriarcas.
Sin tìtulos ni manchas particulares.
Errante entre prejuicios y complejos
hispanoamericanos o mustios
junto a fosiles sobrehumanos.
Anterior a las puas.
A vernaculàres estrellas.
Desde èsta visiòn, el siglo
llora algo singular en el oceano
y el mar es una estrùctura
sobrecogièndose en un pensamiento.
Amè esa soledad. Me dì el gusto de
emprender expediciones de sabotajes
y menoscabos en ella. Acompañados de
noches enteras como una piedra.
A veces mùsicas perturbadoras y
alrededores morales fueron derramados.
Presentes de lumbres
que gestan el ciclo
de los nervios.
El dìa donde la belleza es màs clara
descolgàndose en cupulas
dejando su miedo entre monasterios
y salvajes luciernagas.
Allì enfrentè la mìa a esa soledad
- aquella que naciò sin patriarcas-
aquella sin naturaleza.
Allì la enfrentè. Ocasionalmente
la enfrentè.
Desde el grito mas sucio de
los simbolos.
Guillermo isaac paredes mattos
miércoles, 20 de julio de 2011
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