Poesìa
He habitado una palabra para lograr que otras pasaran.
Fuì el huesped inoportuno de mi mismo y aunque otra vida
llenara mi existencia, igual habitarìa una palabra
para lograr que otras murieran.
Entre ellas y yo no existen diferencias.
No creo que la poesìa vaya muy lejos cuando
no se tiene un poema, ni el verso en èl
que haya digerido las luces mortales del vacìo
los personajes del sueño, los anfitriones del hado.
Sucediò porque nunca en otras manos serìan escritas.
Es semejante a alguien que cruza una calle con la
seguridad que esa caminata era sòlo para su corazòn.
Que allì enfrentarìa su simbolo,los esquemas
que el destino deshace cuando aquel desliza
su estrella desde un parabelum de espuma.
Esa es una metàfora de la desesperaciòn.
No poseo mas rostros ante mì, sino son aquellos
que el laberinto inmola con instintos aureos
dentro del aura y las catalinas del hambre recogen
la ediciòn perpetua de una cabeza, cuyas moleculas
recogen estìos de gusano.
No tengo una sombra, las etiquetas que debieron
cumplir ese papel aùn retuercen sus lechos
y bàsicamente el sol recorre los àtomos
con la seguridad que en las escolleras
los estuarios besan una làpida.
Con la mortal convicciòn con que
las cenizas oprimken la tierra.
Guillermo Isaac Paredes Mattos.
viernes, 28 de mayo de 2010
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