Cristal
La poesìa està buscando otro mundo
Un día rojo es sólo la existencia del vortice
donde se bate contra el sueño un corazón.
Recuerdo que entre visiones iluminaban heraldos
la escalera invisible de toda reliquia
el canto que inasible era brújula
y montaraces memorias
seguìan sus pisadas.
Pero hemos visto perderse lunas que jamás
se involucran,
astros que no saben como detenernos
que apenas pueden escoger un aliento
en el hemisferio y pervierten raices
de fuego y de mercurio en sus balsas.
Manantiales que agitan extrañas promesas
y elucidan numeros para algebras de miedo
para desencantos ruines
lejos del amor y el pensamiento.
Desde el cristal yo renuevo
mi música de astros, vieja como los redentores
en las paredes
estentèrea como crepitar de algas en las murallas
encantadora de chimeneas cuando aplaza un cenit
su espera de tinbres inocentes con la muerte.
Dudas de cierto número, de aquel que es puerto
una cosntelación desciende mientras cae la hierba
y su luz forma centellas en los labios
una superficie que esconde la divinidad de la tarde
y entonces se hacen postreras para renacer
todas las ràfagas, inmortales porque
apostaron el ùnico pedazo
de su existencia a las algas
y tomo un navío, sólo uno
para defender sus angeles y demonios
de sus propias heridas.
Porque asi fue dictado en el
infierno.
Guillermo Paredes Mattos
viernes, 28 de mayo de 2010
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