miércoles, 12 de mayo de 2010

Los Arboles de Piedra

Loa Arboles de Piedra


Ahora despertemos en una calle para
transformarnos en humedad.

Por un segundo nos aplacaràn los sinos
la yesca, los asonantes mamìferos del hado.

Luego veremos como se profetiza en el agua.

La clse de veneraciòn
cuya existencia desliza su razòn
a otra vida.

La nuestra es sòlo un instrumento.

Libros descomunales abriràn sus rostros.
Las crines del tiempo
convertiràn su esìritu en huesos.

Crematorios y morgue
exhortaràn al letargo
en el desasimiento que llega
por ùltima vez al principio.

Serà dicho el nombre porque
jamàs pudo vivirse en èl.

Y desde los cirios un grito de polen
elevarà su trueno màgico
para despedirse de una màscara.

Nuestras veredas seràn frisos.

El abedul de campanario
suspènderà en tu craneo
arboledas de granito
porque los universos seràn siempre
del aire.

Està fìsica de mi papel es
el atravesàr de la mìmesis.

Luego nos iremos, asi como hemos llegado.

Y alguien que jamàs conoceremos
vivirà por nosotros en este poema.


Guillermo Isaac Paredes Mattos

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