miércoles, 8 de noviembre de 2017

Regreso al Oceano




Tenemos sinònimos. Antònimos.
En cada vida. En cada mar. En ese astronauta que desayuna
a veces con nosotros.

Te has preguntado porquè.
No hay nada que pueda traernos de los astros.
Ni un fruto. Ni un pan.

Camino y tomo una direcciòn que no necesariamente es
un edificio de hollìn. Tampoco el verbo intentando
incrustarse en las cenizas.

Los edificios son de hollìn pero en otra cultura.
En la individualidad de otra mistica.

El verbo se incrusta en las cenizas cuando el viento
se llena de polen y sabe que ese polen debe volver a las
colmenas. 

Entonces el verbo busca una diminuta llama
para regresar a las cenizas.

Sin embargo ese verbo se queda entre si mismo
buscando algoritmos. Anhelando poliedros. Vortices 
donde el mar evoca remolinos con los cuales
llegaba a un espejo.

A una historia iluminada por sinagogas.
Por peces que abandonan los oceanos buscando
como se ve la vida desde los acantilados.

Pero los acantilados estàn llenos de suicidas.

Y entonces esos peces casi desesperadamente
regresan al oceano.




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