viernes, 20 de enero de 2012

La Lejanía Epifánica

Era hora de las demostraciones.
Del ojo al curvarse.

Era tiempo de disecar la representación
que como una amenaza el mundo
nos enseño a tocar.

Entonces la sensibilidad despertó
con un lenguaje de muerte.

Y todas sus palabras separaban las letras
en el espacio para hallar otra herida.

Para saber que linguisticamente sólo
las sílabas al desunirse pueden grabar en
las uñas aquello que no logra
ser catalogádo.

Y el ruido acampaba en nuetro cuerpo.

Era un ruido, artesano y rudimentario
como las cosas posibles.

Como los elementos.

Como los elementos cuando se unen
a las escencias.

Cuando se unen a ningún libreto.

Y sólo la magia arroja
en las líneas de una mano...Una lejanía
epifánica.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

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