martes, 23 de julio de 2019
Prosistica
Debe ser natural como el transcurso del dìa durnte una situaciòn. Metafìsico como el interior de
una habitaciòn en la cual escupes al atravesar la puerta. Por supuesto que para escupir en ella
sòlo debes enfrentar tu propia sombra.
Debe tener un maleficio como en el pubis de una mariposa cuando los vientos son contrarios
y las hegemonias son destellos que llevan leprosarios que arrancaamos a los observatorios.
Debe existir algo ruìn en el sentido de la ruìna. Algo hecho de constelaciones que yerran entr exorcismos y valles de pañuelos donde los horizontes devoran el deseo de un cràneo. La ambiciòn
de una curva. El pleonasmo que seguramente saliò a pasear con una ballena en las pupilas.
Debe ser -entretanto- la soledad dispuesta a las disquisiciones. El viento que nunca màs profetiza. El elixir amargo de un crepùculo en que los cirros descienden hasta la ventana de mi casa pero sòlo con la forma de sus reflejos.
Se parecerà a los candelabros?. Es decir la brisa es hialìna hasta la llegada de los recogimientos;
lugar o lunar donde la duda se deshace sin encontrar la verdad. Sin alcanzar los tìmpanos que
al fìn devoraron el desasimiento. O el desasimiento era un telegrama?. Un esbozo con el que nunca llegamos a la soledad de ese buitre personal. Relativamente individual en mi cuello. Bajo
estas circunstancias la naturaleza da paso a sus propias talones. A su vicio que asciende por las
escamas de un tambor mientras las sombras de las palabras se resisten a creerlo.
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