sábado, 27 de julio de 2019

La Lechuza de Barro






En mis sueños un ser.
El mismo mientras corre hacia un arenal
esboza un extraño gesto.
Seguidamente se incrusta en una duna de arena.
Luego sale de la misma convertido en una
lechuza de barro.

Ya en el aire aletea suspendiéndose.
La observo en el vuelo y pienso en lo imposible de este
hecho: Un hombre que se transforma en lechuza
de barro y surca el vuelo.

Veo una mejilla también alada.
El compromiso del brillo orientándose hacia una
veleta de oxigeno que rasga su velo buscando
la mirada de un hombre.

Un dinosaurio planta semillas en la orilla.
Dioses de arcilla se unen alrededor de una fogata
formando un círculo.
Las palabras crean la lucidez y el insomnio.
Lo irracional se desarrolla igual que
un carbón rosado en 
las tribunas.

En mis sueños un ser.
Era de zinc y aluminio mientras corría hacia
la tierra.
Llevaba en sus ojos la ceremonia de una adolescencia
que amamos acompañados de ballenas.
De telescopios.

En ese tiempo no sabíamos que el mundo
creaba la noche para la llegada del sueño.

Para nosotros llegaba nada más.
Se diferencia tanto de este momento.
Dice cosas tan distintas.

Y mientras recuerdo la última imagen de ese sueño.

La lechuza de barro se aleja.

Pero no en busca de la eternidad.

Ni mucho menos eso que llamase infinito.










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