sábado, 20 de julio de 2019

El Nombre de la Evocaciòn






Cada ser es una palabra.
Cada ser tiene la consistencia del verbo.
Ademàs profundamente todo ser es un nihilismo.
No sè en que se asemeje ello a una metàfora.

Tampoco sè cuales son los detalles
esbozados por una epìsteme al morder la frontera
que separa la arena del oceano.
Siempre aleatoria.
Tal mordedura es un acontecimiento.
Màs que nosotros dan fè de ello las encìas.

No puedo hablar de eventos celestes donde 
la trascendencia cuelga de los pàjaros.
Pero sucede incluso en los que vuelan en otras galaxias.
En aquellos que no vemos.

Cada ser es un poema de amor.
Aunque muy pocos sabemos como acontece.
Muy pocos llevan las piedras que les pertenecen
en los bolsillos y rozan el nombre que adquiere
una evocaciòn en el instante en
que abandonamos el sueño.

Yo quisiera recordar el nombre que le dì
en esta mañana.

Cuando las primeras luces del infinito 
alentaron a los pàjaros y estos elevaron sus 
cantos.

Cosa que no puede hacer hombre alguno
sobre la tierra.







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