Fuè entrenado por un prisma.
El primer color que entregò no fuè
al descomponerse entre la luz. Fùe
el que separàbalo del hombre. Como
èl, tampoco pude ver los otros.
Fuè ejecutado varias veces.
Tambièn mi vida, era una ciudad
de morgues.
Por ello la sorpresa esta tarde es
que apunto aùn a la luna, con ese
anhelo que suponìa un valle
la orientaciòn del periodico
cuando alienta muecines
debajo de la tierra.
Yo no creo que allì se elabore
otro canto.
El canto se elabora.
Busca en todas las cosas eso
que es individualidad e idiosincracia
hasta encontrar su espìritu.
Y lo hace sin necesidad o sed,
basta conocer un poco de reflexiòn
y de como descomponese un prisma.
No hay nada que no vibre en
esas cosas, tanto como en otras.
Disculpa Guillermo, èsta casi logicidad
con que hablo.
Pero igual que un poema o el destino
es inevitable.
Guillermo Isaac Paredes Mattos
No hay comentarios:
Publicar un comentario