jueves, 10 de enero de 2013
La Radiaciòn Vocal
Conoce la profecìa, el vuelo otoñal de
las anclas.
El espejo pagàno con que insomne,
corta un aparejo en dimensiones de
velàmenes.
Encuentra en ella su maleficio
La imprecaciòn del mismo bajando por las dunas.
Su placer de antepasado.
El primer color del juguete.
La silueta pornogràfica del velo.
Pero yo conocì màs que bozales.
Constituìdo por pergolas abrazè un alfabèto
donde los libros buscan la intuiciòn,
el equilibrio de las arterias creado
por extrañas burocracias,
desplegado por gerundios
o repliegues termales de homicidas
de propagandas o beduinos.
Cimitarras de hojarasca tendianse mientras
como un ante todo subliminal del pronunciamiento
y mi casa, reflexionante en tambores
en citas con la bala
en el interior de los dedos,
trascendiò como pobre encanto
de una playa.
Un pobre encanto que en la orilla
podìa mirar a la soledad con que el
pensamiento con que ella nos mira.
Y eso sòlo nos descubria a un astillero.
A la sal en la boca del universo
de pelicanos.
Al solo hemisferio imaginario.
A la radiaciòn vocal de todo
primogenito.
Guillermo Paredes Mattos
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