sábado, 5 de enero de 2013

Conexiones de Apolo





En la entrada a la minùscula hay 
una lengua. Es la base de heridas y tropos,
de escarnios y convenciones.

Como todo burgues he pasado por allì.
O deberìa decir como todo neoliberal
-angustiosa medida osea y postmoderna-
que separa el rito con los asesinos del agua
en una oreja.

Pero mi corazòn elige ese rito al oido.

El oido como una gran particula de correlaciones
puede existir, pero no como una reacciòn
ante un cinico. El yo heuristicamente es un
cìnico que devuelve al arte mitòn por mitòn.

En dìas de otoño viaje con ellos buscando 
monasterios. Soñando una guarida.


En la entrada a una mayuscula hay un rito.
No tiene mucho que decirnos si no 
deletrea, si no fabrica claros o desidias,
desidias profundas como una realidad
que abre el sueño hasta que sea capaz
de cubrir sus regiones con una figura
y no ser descubierto.

Què curioso, el eslabon en el punto esconde
ahora su escopeta.

Es totalmente paradòjico.

Lo es.

Y lo siento por la lluvia y  mis minusculas.




Guillermo Paredes Mattos

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