sábado, 6 de marzo de 2010

Ante la arena y el oceano

Poesìa


Nunca hice las cosas que hace la arena
posada perpetuamente ante el mar en la orilla.

Nunca gritè oceano cuando debìa hacerlo.

Jamàs tomè un molusco o esas canciones
desde las conchas de abanico que dejaba la marea
en los bancales
junto a su desgraciado
destino.

Como el mìo ambos descubrimos cada dìa
que las naves en el horizonte eran sòlo rocìo,
que el misterio del vuelo
pertenecìa una y mis veces al pàjaro.

Pero yo querìa su agonìa en mis manos.
Yo querìa el espacio màs subversivo del universo
para decirme como eran
las ventanas que cerraban su soplo
ante el mìo.

Nunca, jamàs, podrìa seguir interminablemente
contando al corazòn que esta mirada persiguio
como se persigue el fondo de una crisalida
en un ala de mariposa en el poema.

Y en su canto de perdida vejez de
luciernaga.

Que desde una visiòn interrogo a las hojas
por ese hombre que jamàs hizo las cosas
que el oceano deja ante en la orilla.

Pero siguiò allì absurda y freneticamente,
como una etiqueta intentando sellar
una tiniebla.

Y asi ofrecerla a los hombres.




Guillermo Isaac paredes mattos.

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