jueves, 13 de diciembre de 2012

La Tradiciòn de los Perdigones








Escribimos de la individualidad. Tiene caracteristicas.
Alguna asciende con nosotros entre idiosincracias
que por lo general son ballestas, un muro, una inclinaciòn
a lugares donde la ciudad es una polea o el mitòn
de un cigueñal colgado en las sienes.

Excavamos, los dedos aùn arañan la carne que los
separan de su espìritu, convencidos que el mismo
queda en los huesos. Quizà sea asi, la prisa hoy
me aleja de una reflexiòn para intentar llegar a
una conclusiòn entre mi piel y ellos.

Escribimos, la civilizaciòn aparea aùn su rastro y
aunque no logre seguirla, sigo deletreando
individualidad, con el vaticinio que un soldado
convierte en miseria, mientras la noche
es material como un hilo.

Material como un enjambre, semejante a un
tripode, un lapso de conversiones
y falsos estambres en el golpe
de la multitud
cuando se transforma en muchedumbre
que es sinònimo de escualo
de cosa diferente a una nebulosa de apolo.

De ello el dialogo con el infinito
se separa. Inutilmente por supuesto.

Ese diàlogo
que hoy intento despertar
ceñido a su propia tradiciòn.

Una de perdigones.




Guillermo Paredes Mattos


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