sábado, 29 de diciembre de 2012
Historia de trasciendas amarillas
Los dedos se quedaron allì para crear conclusiones.
Soltaban un anillo de algas
en el amarillo màs brillante. Ese amarillo
perdiendo su color cuando era alzado.
Desaparecìa como fronda que traza
el garfìo de un soplo boreal.
Separè uno de mis dedos, màs abajo el àngulo
me ofrecìa la teorìa del can. Aùn con
pigmentos amarillos separè
màs ese dedo, asi
fue inventada una distancia.
La necesaria para separarla
de los otros.
Dos ojos miraban con el temblor del cielo.
Màs tarde una sacudida era el
heuristico fervor de marte
o la crisis de apolo al unir
aquello que separa el eco
en una nebulosa feudal
del maullido
con el lirio.
Ese lirio creando el papel
y no la hoja.
Guillermo Paredes Mattos
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