jueves, 20 de diciembre de 2012
El Culto Amarillo del Hermetismo
El ser, que camina dialògicamente cuando poetiza.
El poetizar, como verbo y la arenga del logos. Mi
interpretaciòn debajo de los astros ante ello.
Mi anagogìa de plenilunio o muestra
de explicaciòn. Bajo ese velo, la hegemonìa
buscaba una vìctima en el acero. Una que despuès
de muerta, aùn clavara en las maderas un papel,
el juicio amarillo de un demonio.
Pero no eran un juicio o demonio quienes
desprendìan la definiciòn. Ni la estrofa encima
de todo vaticinio tan formal, lleno de grises.
-Una evoluciòn buscando la experiencia-
Era una amenaza, ceniza de ganchos.
Una temperamental oraciòn del ancla
en los claveles.
Un canto de muestras
de horizonte.
Y ante ello observè el salto.
El màs anciano bolsillo de mi pantalòn pudo verlo.
Los elementos del universo que segregan
su leyenda por la tarde, cuando todos los huesos
caen en la gravedad del hemisferio, estaban allì.
No habìa esa gravedad que despuntara hacia
las palmas de la tierra
con su planetario de destierros, untada
por fanàticos de agua en mi casa.
En mi ùnica luz puntiaguda.
En la proporciòn del universo
mientras es temerario.
Y entonces volvì a escribir para entender
lo siguiente: Somos lenguaje mientras
el ser poetiza. Dialògicamente
como un acto de misterico canto.
Y su hermetismo màs sagrado.
Guillermo Paredes Mattos
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