viernes, 28 de diciembre de 2012
La Descomposiciòn de la Sed
No te olvides. No hay desordenes aquì,
sòlo hexagonos y desastres. Ten al tiempo en tu nuca
cuando pases, marchas de laberinto, osos
de agua. En tus yemas, sienta el coro
màs estridente, ese que comparàndose,
encuentre en la distancia
sòlo una orilla,
en cuyo oleaje se detenga
el sumario del esclavo en
los bosques.
Que tu soledad de fauno sea precisamente eso,
una soledad de fauno.
No te preocupes si no encuentras el agua,
habràs perdido la sed para entonces.
No te preocupues si no veràs pronunciarse en
otros labios los sonidos. Habràn convertido
tus dìàs en la serpentina de
todo sortilegio acustico.
Seràs acustico. Herida de traversa y acustico.
Un sortilegio de mùsica. De halo.
No te olvides. Tendràs que oir cumbres de barro,
veras la gota de agua caer debajo de
las superficies màs liquidas. No, necesariamente
de agua.
Creeràs en los manantiales y los
archipielagos porque no habrà nada màs.
Y cuando llegues a esa orilla, no te preocupes
del tiempo que viviràs allì.
La arena que sostiene la magia de sus aguas.
Igual que nuestro corazòn ante el verso
es impredecible.
Tarde o temprano terminaràs ahogàndote.
Guillermo Paredes Mattos
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