He sido devuelto por la individualidad.
Hablar de ella para mì, empero no acaba.
Reflexivo y cauto como una alameda.
Preludiando el roce de universales esquemas.
Todo o la parte de mi idea en el miedo surge.
Todo o la luz de mis latitudes conmuevese.
Completando orìgenes donde las columnas
despegan a un filtro.
Y lo deseado no es premoniciòn.
Lo deseado es constelaciòn de adobe.
Un candelabro, un espigòn donde
creemos que el arte es de saturno
y deber de nuestros craneos es lidiar
oraculàrmente: Esto igual a tesituras
de libros. Semejante al horoscopo enramado
por nombres de sodio. Arenales,
en todos, algo sagrado como la
tempestad dejò su alma.
Y el espìritu en su viaje hallò
los panteones donde el destino la separa
del existir hasta la corpulencia.
Hasta un grito divino.
Y lo hace -no como lo creemos-
Lo hace como quien camina sin adjetivos
al vacìo.
Guillermo Paredes Mattos
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