sábado, 7 de abril de 2012

La Casta de los Muertos

En la casta de la soledad están los muertos, llevan vidrios de mieses cuando todo cae entre sus dirigibles, conducen estrellas de nórdicas albuminas en el sentido tendencioso del vertigo.

En la casta de la soledad cualquier palacio muerde y todo aquello obligado por las sombras está cruzando su llamarada, con esa certeza de quien no tiene convicciones.

Estética de un aro sobre la madreselva, asciendo sobre mis brazos para hurgar en mi cabeza, en ellas hormigas y arañas tejen profecias y telas.

Canción de una mordaz liberación de columnas, hace tiempo quemé sin convertir las cosas enceniza, la ráfaga que ululaba en mis asteroides y dí de beber a los aros.

En la casta de la soledad estan los alveolos, aguardan espinas porque la rosa en un criminal que mira el tiempo desde extrañas brújulas y revoluciones. Seguidor de corales inmundos, sopla en el barro porque el agua está confundida allí con la tierra.

En la casta de mi soledad despiertan hechiceros, todos son de plomo, escriben de juicios pero jamás son jueces ni verdugos, entablan campanas donde el prodigio tiene calaminas como el genio. Y el universo, el universo es un homicida rojo.

En la casta de la soledad donde trato de caer para no repetirme, veo el huracan sin esconderme pero me escondo y doy el tajo en la vida que no supo defenderse, porque escribir es confesar inconfesables trenes, músicas de sangre que siempre se van, entonces de ciencia se hace el abandono. Yo nunca soy la misma episteme.

Has mirado el cielo esta noche, es como una ofensa de latitudes amarillas, una carcel de ventanas sin colores, puñales que cortan rocíos, contempla, mis manos los quiebran cada noche, cada madrugada sólo el insomnio puede contar los números de la luna.

En ella nada huele a poesía, a iconografías, a tocar peciolos donde no se puede, allí se dice que sentir es de maestros, yo creo que sentir es finalmente de dioses y de ladrones, de cualquier forma algo invisible y rabioso nos invita su saliva.

En ella hay realidades que caminan lustrando sus ojos, inmensidades de raciocinios excitados por cualquier pradera, los bosques cabalgan entre sus enemigos. En ella legiones y barcos caen desde voces enfermas y algo como el sutil equinoccio de la aguja recuerda que puedo también ser de arena.

Y todos los nombres pierden el que los denuda. Un aire de aguilas llega al gatillo entre sus madrugadas y entonces desnudo a la idea de cualquier ideal latrocinio para ver como empieza a caminar con su alma, pero ella, ella sin un eco no puede arrastrarse. Cualquier intención es abortada primeramente por el sonido.


Y esa intencion viaja del dedo a la columna y es epiteleal el amor, como un cuaderno de maldiciones y lúdicos conocimientos de piedras. Yo abro alquimias dice la intención, yo sé de liebres y zorros que sólo lee la propia mano y me deslizo, sobre todo me deslizo, en un día cuando el huracan presiente que un pubis es liquido como mi ignorancia.

En la casta de la soledad nos llaman automoviles, cuadernos de espuma para que se detenga la mano y finalmente observe, químicas como la voluntad, instalando espacios de pesebres para la medialuna, es decir esa prosa de naves que engañan juguetes, laberintos que invaden mejillas de auras sobre sus percusiones.

Hay un espacio y hay un gran espejismo, hay un prejuicio de arpas intelectuales, son ecustres como el barro y escupen su paciencia para llegar a las sonatas de todas sus presunciones, su cansancio acumula cabañas, diestras de rocío, una lumbrera que asigna insinuaciones en los barcos y percibe que sólo el sueño es de cera.

En la casta de los muertos desciende sobre una metáfora la calles neuronal, muy artista de amaneceres aún dialoga, aún separa y muerde caprichos de crestas y distancias.

Todo antes que llegue este buho.





Guillermo Paredes Mattos

3 comentarios:

  1. En esta casta d la soledad
    Hoy me encuentro yo
    Aunque he tenido este deja vu
    Muchas otras veces
    Hoy mis lagrimas son de hiel

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  2. Por cierto
    Se diferenciar el significado d las caricias
    A mi edad hay cosas q no se prestan a equivocos

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  3. No tengo una idea exacta de lo que es un Deja Vu...Es más, estoy convencido de que ni siquiera el Deja Vu la posee...jejeje. ..

    Saludos Maria.

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