Pareciera que el problema de la idea
es vagar por si sola por el pensamiento.
Pareciera que los juegos del amor en ella
conciben apariencias de muertos luminosos.
Y los sonidos en ellos son como
una herida.
Un dolor seco, prosopopèyico.
Arrastrandose en la mùsica que ofrecen
los capìtulos.
Teniendo las manos como una sombra y un
verbo automàtico, decidido a sembrar
algùn astro.
El problema de la idea es que
durante la diplomacia de su poesìa
cualquier pronòstico de la tiniebla
es un gerundio.
Guillermo Paredes Mattos
viernes, 30 de diciembre de 2011
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