Si la ilusiòn encaminara sentencias.
Si los vaticinios desprendieran la sed.
Y en cada tornasol la transparencia dejara
lo hialino hasta ser despertada...Como aquello
que oscurece...
Entre las manchas de vidrio pudriendose
en las cicatrices.
O el marco exacto para que la perfecciòn
perdiera su soplo.
Y todo lo que el universo deforma lograra
perpetuarse como una marisma.
Un muñeco de pus, entorna lo mismo
que una pisada, efebos contiguos donde
la frente de un hombre es desertora
de diluvios con fuerzas azules.
Aquellas que no pertenecen al mar
ni al cielo finalmente.
Azules nada màs.
Como esta granizada de esquirlas
inundando mi cara.
Guillermo paredes mattos
viernes, 2 de diciembre de 2011
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