jueves, 12 de abril de 2018

Civilizaciones Poèticas




La ciudad donde un silencio enarbola bacìlicas.
Tal silencio izando lumenes y plagas.
Todas de langostas.
El algo que ice o devorè sin una cuchara.
La brisa por ejemplo.

El granizo adiestrado por una orilla de leche
contemplada por la sangre.

La incandescencia que hoy delibera y dilata
entre nudos. 

El vellocino hecho de eslabones con muchas
intermitencias. 

El vellocino atroz donde màgicas abominaciones
oprimen un sufijo hasta la costra de
un enigma.

El sol con eclipses y fascìculos
donde las equivalencias disputan a si mismas
la idea del caos.

La ciudad. Aquella por decir y aquella que
gesticula. Que casi se adhiere a la silueta de 
una mañana donde el idioma pertenece a
los escalofrìos porque el mundo es 
de fiebre

y las sienes de los hombres estàn llenas 
de puros jabalìes

donde la sombra de estos animales imitan otra
sombras.






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