lunes, 23 de abril de 2018
Cardiologìa
Por alguna especie de barco que no es sagrado pero
lleva un antìlope.
En los framgentos que conduce el rocìo por la hierba
semejantes a quiromànticas estelas de realidad que sòlo
en sueños nos pertenecen.
En esos sueños que nos pertenecen por alguna especie
de abanico.
En el ambar y ocasionamente en la encrucijada.
Junto a los anexos y epigramas.
A las vastas-infinitas cardiologìas en mi nuca.
Bueno, no tan infinitas.
En los matices de un hormiguero deteriorado por una armonìa.
En el cèfiro que suspendido en la idea de un astro
repercute en un vasto epicentro de lianas
hechas de escamas
para que el ser se suspenda un instante en ellas.
El necesario para ver que el horizonte no sòlò es el lugar
donde la tierra termina.
Allì tambièn acaban las selvas.
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