jueves, 4 de enero de 2018
Primer Paisaje del Silencio
Habito un silencio.
No màs extraño que la soledad o un puente en
lo hialino.
No màs lejano que lo lejano en los astros de carbòn
sujetados por las estampidas.
En su interior los remeros se alimentan de cuchillos
y los gavieros escupen sobre las estrellas,
entre historias de jade emparentadas a los venenos
levitan las peliculas.
En sus historias los magos resisten como el
sol luego de un invierno rosado
parecido al hollìn, semejante a la conciencia en
el momento de ser arrasada por
una intuiciòn. Por una orilla de polen.
Es un silencio a veces cruel.
Donde la ira recoge cabalas de las supersticiones.
Donde las cenizas naufragan en un continente
que toma sòlo las constelaciones secretas
de sus paises.
Habito un silencio.
No es el que hubiera deseado.
A esto debo recordar que las cosas no son como uno
las desea. Las cosas deben
ser todo lo contrario porque su ùnico fìn
es encontrar cabellos. Lùcidos abdomenes.
Plasticos destellos.
O ese enigmatico sentido que rueda por la playa.
Justo en el lugar donde los profetas construyen sus orillas.
Intentando dormir y despertar en un mismo instante
creado por una rafaga de luz
Una rafaga de luz que sueña eternamente.
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