sábado, 13 de enero de 2018
Las Linternas Oprimiendo Cadenas y Relàmpagos
Las lamparas. El silencio de un dìa deforme.
La episteme de luz arrojada por el caucho entre el
granizo.
La ciencia boreal de un mitico ejercicio.
La ciencia marìtima y atàvica como las amapolas
cuando descienden entre titeres y hojas.
Y algo es ambar.
Algo toma la realidad desde alguna escritura.
Y luego el revuelo.
La estampida con sus cacofonìas marrones
durante toda existencia.
Durante el pulso de un sol moderno y ambiguo.
Cuadrùpedo y lleno de brùjulas como los
botines.
Igual a un cigarro disecando en su humareda
un alfabeto.
-o quizà hundiendolo en la experiencia-
Las lamparas. Que no anduvieron en las manos
de los hombres convertidas en linternas.
Las que sembraron raices como adioses desconocidos.
Aquellas con pezones de formidables tinieblas.
Las que resplandecieron
y transformaron en pergaminos el instante en que
la nada derivaba hacia un
caos emplumado
oprimiendo cadenas y relàmpagos.
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