Solo y élástico en su lecho, entre
cavernas que parecen resistir en él.
Luego una llegada vólátil
una aurora de grietas y crestas
en el vagón de sus pupilas
buscándo en su mirada
la sintesis.
Práctico a veces
llenando de expresiones los dedos,
fenomenólogo de crispaciones,
antónima observación
precedida de asteriscos
donde nos fulminan sus halos.
Escolta de velorios
Recordando que toda cacería
eleva extrañada su cuerpo, acertijo
del contenido, tú, abadengo que creíste
que ser iluminado significaba
precipitarse.
Portaestándantes de iris, desaliñado
a largo plazo, mirada del hoy sin renuncias
sin rehenes, cortando la huida, el espejo
del flabelo, al juramento pulido,
abrillantado
en los ciclos del aborto,
cuando el mundo da grotezcos llamados
de circunciciones.
Y todo lo que sigue es relativo a
los eclipses.
Seco y arbitrario
como un puente.
Guillermo isaac paredes mattos
sábado, 6 de agosto de 2011
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