Esfera, huye del mar, está cayendo por el horizonte
el pájaro que ves en el cielo no podrà rescatarlo
y si pudiese, caería con su peso en las alas.
No llames a Dios, está lleno de banderas
y mudo y dislocado revisa sus novicios
angeles y santos, humedos entre la niebla.
No esperes de los ríos el postrero extravismo
relatando espesura de roces e hilos
donde el amor jura cruzar todas las divisiones.
Oh, pero el amor es un juguete de sueños
un reo de perversión aleteando su alba,
su rueda con el sol, su pira con el astro.
No creas en la lluvia, está llena de gotas
escribe tan mal que debe separarse
para lograr humedecer la tierra.
Tampoco vuelvas tus circulos al cielo
es mejor que duermas sòlo en tus sueños
y luego de burles de él con tu vuelo.
Esfera, en mis ojos ni sinos, ni imagenes
espumas que sostienen intemperies pero no levitan,
un aire con el sueño, un día de columnas.
De castillos que llevan este sol en los dedos
interrogando por ríos de iras sin nombre
enhebrando el costal de un vilo en mi reto.
No tenses las murallas donde vivió el heraldo
tampoco lleves en tu seno la razón del que liba
en una providencia que alude a calles sin pupilas.
Jamàs preludies, no vayas tras acordes o sonidos
masticables pruencias que hay en el instinto
de una hora de espinas entre los juramentos.
No hables con las torres, menos si son rojas
inquiere si tu memoria eleva desabridas
imanes de ceniza encontrados por la gloria.
Esfera, allá en la noche puedes ver mi ocaso
retener la huella y la sombra de mi boca
sostener como un crisol la rada de mis huesos.
Hasta que inspiraciònes atraviesen las carnes
hasta que devastaciones ornamenten espadas y
concluyas que crear no fuè dado sòlo al hombre.
martes, 8 de febrero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario