lunes, 29 de agosto de 2022

Teatro Marginal y Místico

 Teatro Marginal y Mistico


Me trasladè hasta un lugar donde la ciudad

dejaba de componer sobre los làtigos y se involucraba

con entrañas màs pacientes en las lamparas

o las longitudes de paìses misticos,

colmados de raices.


Caminè obsecadamente -igual que un tropo- a cada

instante, estrellandome contra aquello que conozco y 

desconozco. Conocì hasta tocar la media y el alabastro.

Escribì en esas imagenes de los suburbios que

empezaban a edificarse: no eran los que

estaban en esta mochila.


Vì la grua arrastrar el cuerpo y el auto.

A lo virginal encender una uva. Recordè en el hilo

los margenes donde algunos azulejos adquieren

los ojos de los dirigibles. Las palabras

de los hipodromos.


Pensè en la nieve hasta que alguien la tomò

del cuello, igual que ayer cuando terminaba la noche

y las existencias de los adioses empezaban.


Creì en la temperatura del sol detràs de la niebla.

Poseido y extraño como una melena

que deja una silaba en el zocalo, en las libelulas

con siluetas de magnesio y galeones que aùn envuelven

extrañamente sus desamparos.


Me detuve ante el mundo, tambièn de manera 

maligna, colocando en las paredes terminos que 

se convertìan en espectros de yodo.


Ello, era una cosa que aprendì entre lo sobrenatural

mientras los rìos se convertìan en serpientes.


Lo sobrenatural -hay que decir- es una especie

de pulso.


Un latido que parece caer sobre el pavimento.


Pero no.


Algo semejante a la desesperaciòn lo sostiene.


Y eso se convierte esta noche en nada màs que otra

paràdoja.

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