Instrumento de Viento
Con una llamarada que despierta desde un rostro, elevando su fuego hasta convertirse en polen.
En las grietas.
Entre reductos que duermen sobre la niebla y sólo los cuchillos transforman
en eslabón o aura.
En la sombra de plástico dividida por el aceite, arrastrada por el musgo
de las veredas.
En eso que diariamente dilata el pubis
de un pájaro.
En los médanos.
Mientras la intensidad es un vidrio
con graniticas hegemonías buscando sus
raíces en nuestras venas.
Cuando los dioses son de papel
aunque no dure.
Y los pergaminos enlazan su aliento
a una calle de tu pasado
donde aún juegan las corolas.
Nunca vimos el granizo.
Tan solo lo anhelamos.
Nunca tuvimos el horizonte en nuestros
huesos para que pudiera ser
este momento
apilado
sobre otro
sólo que hay un acento más en él.
Muy chiquitito, ebrio de hormigas que
destruyen tu casa.
- ladinos albañiles en principio eran -
Iban a crear otros inviernos en los cristales de las ventanas.
Tendrían la primera teoría acerca de
los osos.
Místicos psicópatas que devoran
los árboles somos.
Disfrazados de sacerdotes y poetas
surcamos los colores.
Las tramas del sueño: palpitos que dan forma a una alambrada
cuando una libélula aterriza
entre las espinas.
Sólo que,
en realidad, allí agoniza una
flor de hierro.
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