miércoles, 20 de junio de 2018

La Ciudad de Polen





Sobre la superficie del oceano.
Sobre esa superficie con un botìn de arcilla 
y algunos relieves.
Con infinitos equinoccios resplandeciendo
igual que carbones.
Entre menguantes con purpuras prioridades
en las sienes.

En las sienes porque necesariamente 
conducen el pulso del rostro.
Del balcòn durmiendo en las axilas del aluminio.
De un balcòn  -asi debe ser- unilateral acaso.
Prolòngàndose en la mente del verbo 
de manera hiàlina.

Cuando las cofias llegan volitivas al escaneo
del oxigeno en un higado.

En las plataformas donde entendemos
que una lechuza es tambièn una lìrica caracteristica
del sueño. De los parpados.
De una vereda hermeùtica donde tù y yo
no dejamos de edificar poliedros.
De pulir manzanas.

De arrojar contenidos a un ser ambidiestro. 

Uno que respira entre la sal sin aguardar.

Alñimentandose a diario del espìritu de una ciudad
de azucar.

Una que en sus sueños es de polen.








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