viernes, 28 de septiembre de 2012

Primera Dimensiòn del Halo y la Experiencia








Ahora el oceano busca su orilla. La que
pertenece a su alma.

Cualquier espacio podrìa convertirse en ella.

El aire que lo conduce vuelve a convertirse en sospechoso.

Todo lo que posee pulmones detràs de su intenciòn
es una amenaza.



Desde las olas las cosas se repiten.

La historia y los planteamientos que hacemos
de nuestra mirada. El manuscrito encerrado en los ojos.
La sensaciòn prisionera en la piel. La conciencia
de su patio subliminal, encantador
de dones y talentos.


Desde las olas, espigones y muelles
no son los mismos. Y ese lapso de cresta
deteniendo una fàbula
tiene que someterse al halo.

Porque en el halo nace su necesidad.

Ahora puedo decir aunque,
decidirme a tensar una forma pàgana,
cubrir de idolos mi inmensidad,
abrigar un triste nihilismo que nocturno
cae en la primera metàfora.
Un triste nihilismo muy mìo.
Tan personal que pueda creerse las quimeras
de mi patio. Incluso las màs hambrientas
de espacio.

Regiones de lenguaje me borran de su equilibrio.

Sustancias de plomo
me desvanecen de sus andamiajes.

Otra vez el pèndulo reencarna su corazòn
en el peñasco.

Nuevamente el planear del aguila es
un grito.

Un arsenal de hipodromos
donde en los hombros se borra una lampara.

El universo indomable.

Una hipnotica pantera.

Un trance como la experiencia donde
no nos damos cuenta de nada.

Sòlo de que los objetos
existen de una sola manera.





Guillermo Isaac Paredes Mattos


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