La palabra es un valle de capìtulos.
Una felicidad en la media.
La ciudad de urbe donde una hoja
es mustia entre convalescencias.
Y nacen los prados...
Y recorre el aliento...aquello que
jamàs debiò trazar entre veredas, donde
la realidad busca traversas,
idolatrìas de aire si se quiere,
arcas cuyo presente lleva el signo
del aceite cuadrado por la luna.
Asi vemos aliados de cera
navegantes de cartilagos y
argentos dorados, nombres de
carnales neologismos como los plurales,
sus desplazamientos en sentido opuesto
a sus significados.
Como un elemento que es arrojado por
la creaciòn sin saber si el mar o la orilla
es el tìtulo que darà al silo de su vida.
Al abrevadero casi mortal,
casi constelaciòn.
Donde beben mis ojos.
Guillermo isaac paredes mattos
lunes, 7 de noviembre de 2011
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