jueves, 4 de noviembre de 2021

Los Alquimistas Verdaderos

 Los Alquimistas Verdaderos

Es de noche y aún se sugiere.
Ese deseo por escribir se hizo un poco más fuerte que todos mis
deseos.
Volví a ser común igual que en una
escena de astronomía y marginales.
Marioneta cínica y pura.
El hemisferio es ahora un gráfico con un lazo de carbón.
Uno doméstico.
Definitivamente no es azul.
Nos observamos.
Mi primera afirmación es que sus ojos provienen de una selva.
Tiene un nombre.
Por ahora no tiene importancia.
Sin embargo algún día para pronunciar el nombre del mar tendremos
que decirlo.
El hemisferio lo sabe.
Con esa convicción de un patio sobrevolado por una mosca.
O un bolero religioso donde un arpa merodea su propio sigilo.
Y el extravió en cada cosa es un tanto bondadoso.
Indulgente vamos a decir con aquello que se enlaza de manera poética
a la existencia.
Hoy no lo hará de forma trágica.
Es de noche.
Recordé un diálogo en un hotel al mediodía.
Volví a ver el rostro de una persona dormida en una esquina.
El perro a su lado heredero de otra alquimia.
Ellos son los verdaderos alquimistas en esta ciudad de excremento
y barro.
Sus ladridos son la única poesía que
podría amar.
Ahora lo sé.
Tuve que golpearme durante décadas para llegar a esa verdad.
Conocí la experiencia debajo de una palabra.
Ubiqué el salitre en una puerta
donde otros alquimistas anhelaban el don.
Aquel que sólo podía ser verdadero.
En el ladrido que ahora se eleva
unido a otro.
Camino hacía el cielo.
Igual que un dirigible.

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